"La Posada de las Brujas".Joseph Conrad .
25.9.2025
Este relato fue dado por un hombre que tenía 70 años, con sentimientos encontrados, una edad tranquila, donde la partida está casi terminada y empezamos a recordar lo estupendo que era uno.
Las vestiduras fascinantes son po fortuna propiedad del inmutable pasado que sin ellas estaría acurrucado y temblorosos en las sombras.
El hallazgo lo hice en una caja de libros comprada en Londres, en una tienda de segunda mano en decadencia. Un montón de páginas suletas en el fondo de la caja me llamaron la atención. El escritor tenía 22 años en 1813.
La posada de las dos brujas se encontraba en España pero faltaban un montón de páginas del relato. Era en una parte de la costa, donde iban pequeños barcos y con un navío con una misión especial que cumplir. Colijo era un oficial en una corbeta, con un patrón de barco llamado Cuba Tom león marino inglés con una hermosa trenza. Como no había español valeroso para hacer la misión, la hizo Tom. Con Tom iba el joven Edgar Burne.
Ambos bajaron a una orilla y los campesinos de aquella región los miraban atónitos. Los campesinos los seguían no se sabe muy bien el por qué. Entre ellos había un hombrecillo con capa y un sombrero amarillo muy descolorido. Ambos entraron en la taberna. Buscaban a un tal González en esas montañas. Era el jefe local de la lucha con los franceses , cosas que alegró a los lugareños.
Quisieron contratar una mula para ir a la montaña pero el del sombrero amarillo los iba a acompañar. Pero apareció un cabrero que también dijo que los iba a acompañar y el del sombrero amarillo desapareció. Byrne los dejó a los dos y él se fue al barco. Se despidieron para dentro de cuatro días que mandaría un bote en su búsqueda.
Byrne volviendo al barco, se le apareció de nuevo el del sombrero amarillo para pedirle a Byrne que le robarae el mulo al del bar que le pertenecía a él y a su familia. Le advertió el hombrecillo que por allí no habían ni franceses ni ladrones y es donde él vivía. Y Tom estaba muy bien seguro.
Cuando volvió al barco Byrne le contó la historia rara del duendecillo le pedía que le robase el mulo al tabernero marido de su hermana muerta.
Unos días más tarde Byrne bajó en un bote a buscar a Tom. En un destello de luz en la noche , Byrne vio una casa, entró y había una muchacha. Había con ella dos viejas sentadas a ambos lados de un fuego. Byrne les dijo que era inglés y que estaba buscando a su compatriota. Byrne pensó que aquellas dos viejas serían Lucila y Herminia tías del tabernero.
Byrne pensó que ellas habían visto a Tom. Y una de ella dijo que se marchó por la mañana después de comer algo con ellas, y que el novio de la joven le enseñaría el camino de Tom por la mañana también. En su sueño pensaba que Tom estaba a salvo y que habría encontrado a González.
La muchacha le dijo que dormiría en la habitación del arzobispo. Una vez en la cama escuchó la voz de Tom entre tinieblas "Señor tenga cuidado". Y lo escuchó de nuevo. sobresaltado empezó a mirar por toda la habitación y sentía la presencia de alguien. Miró debajo de la cama y con la espada intentó abrir el armario, y cuando pudo por fin abrir el gran armario se encontró allí tieso a Tom. Vio que Tom tenía arrancado los seis botones de cobre de la guerrera. No mostraba señales de violencia.
Entonces pensó que el cabrero que se fue con él fue el que lo mató. Y que una de la brujas le dijo que le enseñaría el camino más corto para reunirse con Tom...La muerte...
Lo cogió y lo llevó al lecho. Entonces se convirtió en un alma torturada por la situación. Por la ventana vio una luz y era un grupo de hombres. Bajó corriendo por la escaleras y sin armas y cogió por el cuello al primero que encontró y juntos rodaron por la tierra y un árbol se le cayó encima y se quedó inconsciente.
Era González y su banda que cansado de esperar noticias del ingñés bajaron a buscarlo. Una vez despierto Brne González le dijo que como se lanzó ahacia ellos como una fiera...Byrne le preguntóp por las brujas y González le dijo que así era la pasión por el oro, ya que debieron meter a más de un viajero en la cama del arzobispo.
La joven , que era jitana , era la que izaba la máquina infernal. Ella era la que tenía los botones de Tom una vez que acabaron con ella. Y había que acabar con el tabernero que así se hizo al bajar con el féretro de Tom, de seis descargas de escopeta.
Una avanzada del progreso.
Dos hombres blancos eran encargados de la factoria, Kayerts el jefe bajo y gordo y Carlier ayudante alto y gordo. El tercero del equipo Henry Prince de Sierra Leona, y lo llamaban los hombres de río abajo Makola. Hablaba y escribía inglés y francés y entendía de contabilidad y caligrafía. Y era fiel al culto de los malos espíritus.
Makola tenía mujer grande y tres hijos, y despreciaba a los dos hombres blancos. En un pequeño almacén se encargaba de llevar las cuentas de abalarios, telas , pañuelos cables de cobre y otros que en él se almacenaban de la factoria. Allí habían dos dormitorios de los hombres blancos.
Cerca había una casa donde vivió el fundador de aquello ,pintor y muert o de fiebre quizás del mal espíritu. Y Makola que ría jugar de nuevo con su dios con los dos hombres blancos.
El nuevo director mandó a Kayersts a ocupar su puesto y Cralier el segundo. A 300 km había un puesto comercial donde ambos podían subir de puesto. Una vez dicho, se marchó el nuevo director en el barco por dond ehabía venido.
Inseguros sin su director volvieron a la factoria. Los pensamientos grandes y pequeños no son del individuo sino de la multitud que cree en la fuerza ciega de sus instituciones, moral , policía y opinión. Y entre ellos habían las envidias que todo esto da. La sociedad cuido de ellos sin que tuviesen pensamientos de inicativa y de desviación de la rutina, que estaba prohibido bajo pena de muerte.
Kayerts staba allí sobre todo por su hija. Su mujer había muerto y cuidaban de ella sus hermanas.
Vivían ambos como ciegos en una gran habitación, no se interesaban por nada que no sea el vapor. Anuque sus antecesores habían dejado libros rotos y viejos, los leyeron y hablaban de sus personajes como si fueran amigos vivientes. Empezaron a reflexionar y dijeron que quizás dentro de 100 años hubiese allí una ciudad.
A veces los visitaba Gobila, el jefe de una de las aldeas anexas. Y éste les dabaaves, boniatos, vino de palma y a veces una cabra. Tenían de vez en cuando fiebres pero se cuaraban uno al otro y auque estaban decayendo no se daban cuenta.
Un día llegaron unos tipos armados del bosque, no eran de aquella parte del país, quizás de la costa. Se cargaron sus revólveres, no se sentían cómodos. Llamaron a Makola para que los echara de allí. La señora les dio de comer y después los echó de allí.
Esa noche durmieron mal, oyeron disparos Y Makola estaba muy raro.
Makola les dijo que no tenían marfil y que los hombres armados tenían mucho y eran de Ruanda. Eran malos y peleaban y se llevaban a mujeres y niños. Kayters dijo que pidiera todo el marfil que pudiese.
Makola lo hizo y a cambio les vendió los hombres que trabajaban en la factoría...Se los llevaron cuando dormían la mona con el vino de palma.
Al día siguiente Makola pesaba el marfil. Los habitantes de allí decían que los dos hombres blancos habían traidoa la gente mala, nadie entonces se acercaría a la factoría a trabajar. Y con ello los víveres empezaron a escasear.
Carlier empezó a pescar en el río, e incluso mató un hipopotamo para comer. Todos los aldeanos se juntaron a la fiesta pero Carlier tuvo un ataque de rabia para matarlos a todos.
Kayers por su parte muy enfermo sólo miraba la foto de su Melie. Y Carlier siempre andaba con fiebre, ronco y con mala uva siempre.
Un día tuvieron una discusión sobre el azúcar que guardaban y Kayers decía que era para los enfermos pero ellos lo estaban, y Carlier con fiebres y malas pulgas le atentó con pegarle un tiro si no sacaba el azúcar. Y salió corriendo de allí pero le dio un temblor que intuyó que no andaría más.
Carlier también se cayó en tanto esfuerzo y murió de fiebre.
Kayers se sentó en su sillón inmóvil. Makola gritaba que llegaba el barco de vapor...
El director bajó del barco y no vió a ninguno r a recibirlo. Vieron uno muerto y corrieron a por el otro. El otro estaba colgado de la tumba de su amigo...
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