"El Principe".Nicolás Maquiavelo.

8.9.2025

Estudio Preliminar. El hombre y su obra.

Nació en Arno 3.5.1469, Florencia. El niño dos siglos después puso en circulación  un vocablo nuevo en casi todas las lenguas del mundo:maquiavelismo.

De niño se conoce poco , sale del anonimato a la la historia en vísperas de la ejecución del reformador Savanarola, es nombrado secretario segunda cancillería en Flo. Y como secretario demostró su capacidad, entrando en contacto en 1502 con César Borgia.

Sus primeras obras son discursos de la que ocurre en Flo en aquella época.

Como embajador de la República de Flo no fue fácil. Negocia con España y Francia en 1508 y contribuye a la ocupación de Pisa por los florentinos.

En la casa de los Medicis encontraron una lista de conspiradores donde se encontraba él y fue encarcelado. Allí escribió y cuando fue desencarcelado se fue a l campo a vivir y un  embajador de Roma lo animó a seguir excribiendoFrancesco Vettori, de donde salió este libro y obras. Despu´s escribiría la historia de Flo .

Una vez caerían los Medicis en 16.5.1527 moriría.

Fue uno de los hombres del renacimiento sin duda.

En este libro habla de la Iglesia como un Estado singular  que para él no valen las leyes que rigen otros Sabía que los papas de entonces eran indinos y libertinos, e hicieron el estado más fuerte y consolidado de Italia.

Para él el principe ideal es César Borgia. Aún críticado en aquella época , Maquivelo lo defiende a muerte.

Cuando derrotaron en Waterllo a Napoleón en su coche encontraron documentos traducidos al francés del secretario florentino y su "Principe".

El Principe.

Dedicatoria: A Lorenzo el Magnífico.

Los que desean alcanzar gracia y favor de un príncipe acostumbran a ofrendarles las cosas que están más de su agrado: un caballo, armas, piedras preciosas. Pero yo lo que tengo más caro para regalar es mi conocimiento.

Aquí no he querido otra cosa que la verdad de las cosas y la importancia de la materia.

I.De las varias clases de principados y del modo de adquiridlos.

Los principados son hereditarios o nuevos.

II.De los principados heredados.

Hay menos dificultad en conservarlos cunado son heredados, siempre que no haya una fuerza extraordinaria y llevada al exceso.

Si no ofende a sus gobernados es amado por éstos, a menos de tener vicios aterradores.

III.De los principados mixtos.

Aunque el principe sea muy fuerte siempre tendrá que tener de su parte a una parte de los gobernados o de la provincia donde quiera entrar.

Si hay mucha dificultad en terrenos nuevos, el principe tiene que vivir en ellos. 

Y si sus costumbres e idioma no son los de su estado principal ha de hacerse el jefe y protector de los príncipes vecinos que sean menos poderosos.

Y es como la tisis , que al principio es fácil de curar pero si se tarda es ingobernable.

El primer arbitro de Italia se buscó al principio un asociado para que cuando se le echen encima quitarlo él mismo del lugar.

El que ayuda a otro a hecerse poderoso provoca su propia ruina.

IV. Por qué, ocupado el reino de Darío por Alejandro, no se reveló contra sus sucesores después de su muerte.

Hay dos tipos de gobiernos uno el príncipe con esclavos( donde se gobierna con más poder) o por medio de personajes ilustres, donde se pueden encontrar algún barón con genio descontento y con amigos del descontento que le abran camino y le faciliten la victoria ante el principe.

V.De qué manera deben gobernarse los estados que, antes de ocupados por un nuevo príncipe, se regían por leyes propias.

Para que conserve los estados con su legislación , el principe ha de hacer tres cosas: o arruinarlos, o ri a vivir en ellos, o deajr al pueblo con su código tradicional con un tribunal que imponga y cobre impusteos.

VI.De los principadosque se adquieren por el valor personal y con las armas propias.

Los hombres caminan por caminos trillados e imitan a sus predecesores. Y si no pueden seguir a los caminos antiguos, deben usar trazados por varones que sobrepujaron a los demás o se parezcan.

Es necesario hallar estados oprimidos para sacarlos de su esclavitud.

Y si se quieren hacer leyes nuevas, es un desacierto como jefe ya que los estatutos nuevos tienen como enemigos a los que sacaron provecho de los decretos antiguos.

VII.De los principiados nuevos que se adquieren por la fortuna y con las armas ajenas.

Los estados que se forman de repente y con rapidez no tienen las raíces y las adherencias que son necesarias para consolidarse y en el primer golpe de adversidad los arruina Carecen de la energía suficiente para conservar lo que puso en sus manos la fortuna.

Cualquiera que crea que los nuevos beneficios hacen olvidar a los eminentes personajes de las antiguas injurias , caminan errados.

VII.De los que llegaron a príncipes por medio de maldades.

El primero es cuando se eleva por una vía malvada y detestable y el segundo cuando se eleva con el favor de sus conciudadanos.

Un príncioe ha de conducirse con sus subditos de modo que ninguna contingencia buena o mala le haga cambiar, por si vienen tiempos difíciles, no le quedaría tiempo para remediar el mal,

IX.Del principado civil.

El que consigue la soberanía con el auxilio de los grandes se mantienen en ella con más dificultad que el que la consigue con el del pueblo. Ya que desde que se es príncipe, se ve cercado de muchas personas que se tienen por iguales a él, no puede mandarlas y manejarlas a discreción.

Lo peor que el principe puede temer de un pueblo que no le ama, es ser abandonado por él. Pero si los grandes son sus contrarios puede ser abandonado y destruido.

Si ha mantenido con los estatutos y el valor la generalidad de los ciudaddanos, no será engañado jamás por el pueblo.

X.Cómo deben medirse las fuerzas de los principados.

No cabe esperar un fácil triunfo cercando o asaltando la ciudad de un príncipe que la ha fortalecido en buenas condiciones y que cuenta con el amor de su pueblo.

Así que un príncipe que posee por punto de residencia una plaza fuerte y se hace amar dentro de ella, difícilmente será sitiado.

XI.De los principados eclesiásticos.

Sólo este tipo de príncipes tienen estados sin obligarse a defenderse y súbditos sin tener la molestia de molestarlos.

XII.De las diferentes clases de milicia y de los soldados.

Los mercenarios y auxiliares son inútiles y peligrosos. Si un príncipe apoya su esatdo con tropas mercenarias, no se hallará nunca seguro, ya que esas tropas son : carentes de unión, ambiciosas, indisciplinadas, infieles, fanfarronas en presencia de los amigos y cobardes frente a los enemigos, no tienen temor de dios, ni buena fe con los hombres.

La experiencia enseña que únicamente los príncipes que poseen ejercitos propios y las repúblicas que gozan del mismo beneficio, triunfan con facilidad, en tanto que los príncipes y las repúblicas que gozan del mismo beneficio, triunfan con facilidad , en tanto que los principes y las repúblicas que se apoyan en mercenarios no experimentan más que reveses.

Deduzco con todo ello qu con tropas mercenarias las conquistas son lentas, tardáias, limitadas y los frcasos bruscos, repentinos e inmensos.

La infantería no les da mucho por tener hombres a pie y sí las caballerías. Los buenos ejércitos de 20.000 no tienen más que 2.000 infantes.

XIII.De los soldados auxiliares, mixtos y mercenarios.

Si la cobardía es lo que más debe temerse en las tropas mercenarias, lo más temible en las auxiliares es la valentía.

A menudo cualquier cosa que los hombres establecen, fundados en algún bien que augura, esconde en sí mismo un funestísimo veneno.

Ningún principado está seguro cuando no tiene armas de su propiedad.

XIV.De las obligaciones del príncipe en lo concerniente al arte de la guerra.

El príncipe no tiene otro objeto que el que enseñael orden y la disciplina de los ejércitos.

El principe para ejercitar su espíritu, debe leer las historias, y al contemplar las acciones de los varones insignies, debe notar particularmente cómo se condujeron en las guerras, examinando las causas de sus victorias a fin de conseguirlas él mismo, y de las derrotas a fin de no experimentarlas.

Alejandro Magno imitaba a Aquiles, César a Alejandro y Escipión a Ciro.

XV.De las cosas por la que los hombres y especialmente los príncipes, son alabados o censurados.

Hay tanta distancia entre saber cómo viven los hombres y cómo debieran vivir, que el que para gobernarlos aprende el estudio de lo que se hace para deducir lo que sería más noble y más justo hacer, aprende más a crear su ruina que a preservarse de ella, puesto que un príncipe que a toda costa quiere ser bueno, cuando de hecho está rodeado de gentes que no lo son , no puede menos que caminar hacia un desastre.

XVI.De la libertad y de la miseria.

No pudiendo pues un príncipe, sin que ello le resulte perjuicio, ejercer la liberalidad e un modo notorio, debe, si es prudente, no inquietarse de ser notado de avaricia, porque con el timepo le tendrán más y ás por liberal , cunado on¡bserven que gracias a su parsimonia, le bastan sus rentas para defenderse de quien le declare la guerra y para cometer empresas sin gravar sus pueblos.

El príncipe dispersa sus propios bienes y los de sus súbditos o dispone de los bienes ajenos.

La mejor sabiduría es no temer  la reputación de avaro, que no produce más que infamia sin odio, antes que verse, por el gusto de gozar de renombre liberal, en el brete de incurrir en la nota de rapacidad, cuya infamia va acompañda siempre del odio del público.

XVII.De la clemencia y de la severidad, y si vale más ser amdao que temido.

A un príncipe nuevo es fácil evitar la fama de cruel, ya que los estados nuevos están llenos de peligros.

Un príncipe no debe creer  con ligereza en el mal de que se le avisa, sino que debe siempre obrar con gravedad suma y sin él mismo atemorizarse.

Si las inclinaciones del prícipe lo llevasen a raptar la propiedad del prójimo, le sobrarán ocasiones para ello, porque el que comienza viviendo de rapiñas, encontrará simepre pretextos para apoderarse de lo que no es suyo.

Cuando el principe esté con sus tropas y tenga que gobernar mlles de soldados, no debe preocuparle adquirir la fama de cruel, ya que sin esta fama, no logrará conseguir un ejercito unido, ni dispuesto para alguna cosa.

XVIII.De qué modo deben guardar  los príncipes la fe prometida.

¿Cuán digno de alabanza es un prin cuando mantiene la fe que ha jurado, cuando vive de un modo íntegro y cunado no usa su doblez en su codicia.

Es necesario que el prin sepa que dispone para defenderse dos recursos: la ley y la fuerza. El primero es de hombres  el segundo de animales. Pero a veces como no basta el primero, es preciso recurrir al segundo.

No hace falta que un prin posea todas las virtudes de que antes hice mención, pero conviene que aparenta poseerlas..

El espíritu del prin ha de estar dispuesto a tomar el giro que los vientos y las variaciones de la fortuna exijan de él.

XIX.El príncipe debe evitar ser aborrecido y despreciado.

Un prin cae en el menosprecio cuando pasa por variable, ligero, afeminado, pusilámine e irresoluto.

Dos cosas ha de tener el príncipe: 1)en el interior de su esado alguna rebelión de sus súbditos, 2)en el exterior un ataque de alguna potencia vecina.

Los prin sabios y los estados bien ordenados cuidaron siempre tanto de contentar al pueblo como de no descontentar a los nobles hasta el punto de reducirlos a la desesperación.

Los emperadores que a quienes no se consideraba capaces de imponer respeto al ejército y al pyeblo, quedaban siempres vencidos.

Si la mayoría de los hombres (grandes, soldados o pueblo) de que necesita para sostenerse, está corrompida, debe seguirle el humor y contentarla, pues las nobles acciones que realizaría se le volverían encontra.

El prin no debe temer demasiado morir en atentado porque tales agresiones son rarísimas. y únicamente ha de cuidar de no ofender gavemente a ninguno de los que emplea y en especial a los que tiene a su lado y asu servicio.

Si se contenta más a los soldados que al pueblo es porque los primeros podían más que los segundos.

El odio o el menosprecio o ambas juntas fueron la causa de la ruina de los emperadores que he mencionado.

XX.Si las fortalezas y otras muchas cosas que los príncipes hacen, son útiles o perjudiciales.

Jamás hubo prin alguno que desarmara sus súbditos y cuando los halló desarmados, los armó siempre él mismo.

Cuando el prin desarma a sus súbditos, empieza ofreciéndoles, puesto que manifiesta que desconfía de ellos y que les sospecha capaces de cobardía o de poca fidelidad. Eso generá odio hacia él en sus almas.

Los prin son grandes cuando superan las dificultades y las resistencias que se le oponen.

Un prin sabio debe siempre que le sea posible procurarse con arte algún enemigo para que atacándole y reprimiéndole provoque un aumento de su propia grandeza.

La mejor fortaleza con que puede contar un prin es no ser aborrecidode sus pueblos, porque si le aborrecen de nada servirá sus fortalezas como medio de salvación, se levantarán con armas contra él y no le faltarán extranjeros que acudan en el auxilio.

XXI.Cómo debe conducirse  un príncipe para adquirir consideración.

Nada granjea  más estimación a un prin que las grandes empresas y las acciones más raras y maravillosas, se les mira como nuevo.

El prin se las tiene que ingeniar para que cada una de las cosas u operaciones políticas se procuren nombrándole de grande hombre y de soberano superior ingenio.

Ha de manifestarse el prin amigo generoso de los talentos y honrar a todos aquellos gobernados suyos que sobresalgan en cualquier arte.

XXII.De los ministros o secretaruios de los príncipes.

No es cosa de poca importancia para los prin la buena elección de sus ministros, los cuales son buenos o malos, según la prudencia usada en dicha elección. Tiene por base la reputación de los hombres de los que se rodea.

Cuando un ministro piensa más en él que en el prin, y mirando su provecho persdonal; jmás ese hombre le servirá bien.

XXIII.Cuándo debe huirse de los aduladores.

El prin debe saber que los que les rodean nunca le ofendan. Por ello debe escoger a sabios, a los cuales se les otorga la licencia para que les diga la verdad. Pero después de oír sus opiniones y considerar sus fines personales.

Un prin debe recibir consejo sobre todos los asuntos y no cuando a sus consejeros sabios les agraden.

XXIV.Por qué muchos príncipes de Iatalia perdieron sus estados.

El nuevo prin que use las reglas anteriores adquirirá una consistencia de uno reino antiguo y en poco tiempo tendrá la seguridad de un siglo.

La pérdida de estado puede ocurrir en época de paz ya que no imaginan que cambian las cosas, porque es un defecto común a todos los hombres no inquietarse de las borrascas cuando disfrutan de las bonanzas.

XXV.Dominio que ejerce la fortuna en las cosas humanas y cómo resistirla cuando es adversa.

La fortuna es árbitro de la mitad de nuestras acciones, pero también que nos deja gobernar la otra mitad.

La fortuna sucede cuando encuentraun alma y una virtud preparada.

La variación de la felicidad y consiguir algo o no se debe a conducir con ponderación y calma tanto sea próspera o ruina.

Pero no hay hombre que sepa concordar circunstancias con los tiempos,l ya que no sabe en tiempos de éxito, aparaterse de esa acera.

Si la fortuna varía y los prin siguen obstinados en su natural manera de obrar: serán felices, mientras la conducta vaya acorde con la fortuna. Pero desgraciados si su natural de obrar manera está en discordancia.

La fortuna es mujer y por ello conviene para conservarla sumisa, zaherirla y zurrarla. Es amiga de los jóvenes.

XXVI.Exhortación para librar a Italia de los bárbaros.

Aún no hay elemento prestigioso en la que poner las esperanzas si no es en la familia a la que se pertenece. Todo concurre al acrecentamiento de vuestra grandeza y lo demás debe ser obra propia vuestra.

Acepte vuestra casa este proyecto de restauración nacional con la audacia y la confianza que inspiran el denuedo antiguo no muerto en los corazones de los italianos.