"La educación de un hada".Didier Van Cauwelart.
5.5.2025
"No se por quĆ© Ingrid se me parecĆa al principio del libro a Marisa. Luego lo descubrirĆ©.
Uno.
Me enamorƩ de dos personas al mismo tiempo. Madre e hijo. El pregunta para quƩ sirve la guerra y le pido a su madre que me deje que le responda: Para nada, hullen de los que les mantiene atado.
El amor repentino no es un flechazo, sino que te saca a flote. Desde los q18-30 vivĆ tres pasiones: un fracaso, unerror y un drama y desde entonces voy de flor en flor. Cuando alguien me interesa la invito ala granja y Louisette se encarga del resto. Recogiendo las maletas vea la dirección de la mujer de mi vida. Me recogen como una autoridad en ParĆs , antes guardo la placa de seminarista de Walt Disney.
Le ofrezco mi limusina para llevarlos. Raoul se cree que soy un cantante famoso. Divorciada y viuda. Raoul la llama Ingrid. Es belga. Mi conductor pide llevarla a ella primero por un atasco, soy tajante; ella primero.Trabaja en el cenbtro nacional CientĆfico con palomas mensajeras. Yo les dije ; me dedico a los juguetes. Los hacĆa; todos fracasos hasta que "Creo el Mundo" fue premiado coojuguete del aƱoy renta de por vida en forma de royalties.
La dejamos en su parada y dos dĆas despuĆ©s le mandĆ© una paloma mensajera con una invitación para comer en mi casa. Dos dĆas despuĆ©s sola me devolvió la paloma y la invitación. Me dijo que no querĆa verme mĆ”s. Pero se echó en mis brazos. El flechazo fue mutuo.
Dos.
No he visto aun hombre tan herido. Me absorbe fuerzas cada vez que paso sus compras por el decodificador magnƩtico. No se quƩ sufrimiento padece.
Tres.
En 4,5 aƱos jamĆ”s he visto peligrar mi relación ni me he aburrido con Ingrid y Raoul. Cuando le pedĆ permiso para adoptarlo me dijo que Raoul Ockel no le gsutaba. Raoul hasta que no me conocĆo no habĆa vuelto a la vida. Sólo sabĆa de paĆ”jaros de mamĆ” y bombarderros de papĆ”. Le enseƱƩ al pequeƱo vizconde: bici, juegos de salón, escuchar a los Ć”rboles, hablar con las hadas de los bosques. Y se convirtió en un soƱador atento respetuoso con los misterios y amable con todo el mundo. Hizo florecer mi infancia.
Pero un dĆa Louisette le sirvió a Ingrid la paloma mensajera con guisantes, aĆŗn eso , le pedĆ que fuera mi madrina de bodas.
Lo que indignó de Ingrid al centro nacional de Investigaciones CientĆficas es el carĆ”cter innato del canto. RecibĆa con los brazos abiertos sus proyectos y sus de vez en cuando "¿Ahora lo entiendo!".Yo le respondĆa siempre con un te quiero y se me echaba alos brazos. Al igual que ellos dos entró en mi vida su fantasma:el teneiente Charles Aymon dĆrboud desintegrado en el aire. El hacerle un mausoleo lo hizo como he´roe de Francia ante los nazis. Como tambiĆ©n lo hice con mi abuelo coinventor del celuloide y fundador de la primera fĆ”brica de muƱecas de Francia. Para Ingrid es un alivio ver a Raoul entre sus dos papĆ”s. Y Ć©l me da parte suya cuando me invita a su bearnesa o picada de albahaca y ajo: "¿Quier parte de mi padre?".
El infierno de Ingrid empezó cuando se dio cuenta de que roncaba. Pero dijo que cumplirĆa 45 y que no apagarĆa mĆ”s la luz al hacerlo.. Hice el invetario de todo lo que me excitaba de ella. y le dije que me casĆ© con ella para toda la vida. Aunque me hace llorar que en su placa de investigación ponga CĆ©sar.
Cuatro.
En su carro siempre echa cosas distintas. Sólo pretende despertar mi curiosidad y nunca liga conmigo.
Siemrpre estoy en la misma caja porque SR.Merteuil despuĆ©s de dejarme en el 13 de nada me ha servido de nada decirle que no me gusta el cine, que estaba prometida, que era musulmana, que tenĆa 5 hermanitos que atender...Ser barbye Oriente Próximo hacen que mi timidez les de una idea equivocada. Sólo el hombre del cao mĆ”s herido que yo hace que se me ilumine la ara.
Cinco.
TRas bajar peso, en un paseo me arrieguĆ© apreguntarle si habĆa otro. Me dijo que era otra de lo que Ć©l pensaba y que por favor aunque lo tenĆa todo para ser feliz con Ć©l. No soportaba ser mi amigo, ni hacer el amor, ni hacerte daƱo. Y le dije que le dirĆamos a Raoul. Pues que conocĆ a otro.
No sabĆa ni que invetar ahora debido a este desastre. Pero empiezo una y otra vez a escribir la carta de despedida a Raoul. No puedo decĆrselo a la cara. Me dice "papĆ” a cenar" y rompo en lloros. Y jamĆ”s Louisette se comportó tan amable con ella...
Voy a ver a Raoul a explĆcarselo y me dice :"¿Hs visto un hada?". Ludovic Sarres dice que eso de las hadas es un camelo. Hago una bola con la carta en mi pantalón- "¡Por supuesto que no existen la hadas para Ludovic!".
Pero el reparto de bienes ha empezado, Ingrid me ha dejado el pasado.
Seis.
DespuĆ©s de dejar su carro distinto de nuevo, se despide con un "tenga un buen dĆa" yo le respondo "usted tambiĆ©n".
Se encuentra a un amigo que lo invita a su casa: "Buenas Rockel, ¿Comprando tĆŗ solo?Hay las mujeres. Venid a casa. Doudou estarĆ” encantada de conocer a Ingrid". Algo me decĆa que no lo volverĆa aver.
La sección de verano ha dado paso ael libro y material escolar. Soy mÔs del mercado del libro en Bagdag.Ahorrar palabras, prohibido tachar y miedo a copprar mal, gastra demasiado el lÔpiz y la consciencia de aguantar un año entero con el material inicial. No soporto el despilfarro.
Mouss y Rachid se pasan de vez en cunado para ver como me porto con los hom,bres y a quĆ© hora llego a casa. Les dije que era kurda para que todo cambiase. Me robaron una moto para que no fuese a trabajar en bus. No estĆ” bien que una chica viva entre libros y estĆ© rodeada de hombres. Ya he renunciado a que lean, a que dejen el hachĆs. Sólo he conseguido que dejen de robar cds en mi super.
Una vez los vi que me observaban cuando atendĆa al serio desconocido y vinieron a ver quĆ© pasa. SentĆ miedo por Ć©l. El miedo a vivir y no a morir.
Siete.
Ese verano hacĆa mucho calor. Pasando el cortacĆ©sped estaban sus amigos en las hamacas: FRans Muller su antiguo maestro, Win un iluminado de AmberesMartiny Fifou un univesitario con una mujer en plena depresió que trabajaba en Nestle. HacĆamos la comedia de la pareja feliz. Cuando escuchaba a los chicos jugar a la Nintendo me iba al bosque a pasear, incluso ya no tenĆa nada que decirle a los Ć”rboles. Aunque vengo a ver a los Ć”rboles que cuidĆ© para que desfallecieran:mis pacientes. Paseaba tambiĆ©n por el cementerio.. Y despuĆ©s iba al super. La chica del super hacĆa que me volviese interesante. Y por primera vez, Stephanie me hacĆa una pregunta de cinco palabras: ¿Sabe usted el precio?. VolvĆa aser alguien porque no era nadie.
Ocho.
Le he dicho sĆ al Sr. Merteuil. Le he dicho que vamos al cine el jueves noche. Por ello me cambiaron de caja y me unĆ al batallón de veteranas. Stephanie al verme con el programa de conferencias de la Sorbona me soltaron que Josiane al principio se iba a quedar solo un mes pero una se acostumbra. Se que mi futuro depende de un buzón que siempre estĆ” vacĆo.
Rockel, quien quiera que sea me impide hundirme cuatro veces por semana. Estoy en el super por usted.
Nueve.
Tras ver el Tour salgo al super, Ingrid me pide vinagre de frambuesa. Le estĆ” dando de comer a los pĆ”jaros y le digo que es la mujer de mivida; quĆ© tal si quedar como amantes. Me hace dar la media vuelta y me envĆa al coche. Soy feliz, recupero mi fe por acariciarme la mejilla. saliendo veo que el de Amberes la abraza y ella sonrĆe...
Diez.
Lo veo y me mira por encima de los hervidores elĆ©ctricos. Hoy he venido lo mĆ”s fea posible porque es jueves de cine...Buenas tardes le dije que sus carros no eran como los de todo el mundo. Le digo buenas noches seƱor Ockel y Ć©l medice buenas noches CĆ©sar y gracias. Lo que ponĆa en mi chapa.
Lo que mĆ”s me conmueve es su dignidad frente a la soledad y a la mentira. Pienso en mi abuelo que me hizo expulsar de Iran con su violĆn, los dos aƱos de visado en Jordania donde se ganaba la vida en la orquesta de un hotel y el vieaje a Vancuver que casi se hela en un telesfĆ©rico donde trabajaba. No es posible que sienta un vĆnculo tan estrecho con este hombre como con el de mi abuelo.
Once.
Entre la seƱora de Nestle en crisis de tres aƱos con el petit-suisse y yo terminamos una botella de vino. Dos demƔs o no beben o han de jado de beber o beben a escondida.
Subo a contrale el cuento de dormir y me corta preguntĆ”ndome cómo se reconoce a un hada. Le digo que depende de ti. Y me pregunta a partir de quĆ© edad pueden ser hadas las chicas: le digo a partir de 18 o 20. Me pregunta si conocĆ a muchas, y le dije a su madre . Ć«l me dice que ella no lo es, porqeu era muy feliz con los dos y no tenĆa nada que pedirle.
"Muchas chicas son hadas que ignoran que lo son; no saben que son mĆ”gicas.Dios las ha puesto en la tierra para que las reactiven. Son amables, parecen que no han roto nunca un plato, son bonitas...Pero lo que mĆ”s ayuda a reconocerlas es que son bajitas. El pelo les tapa la cara de las cicatrices. Es la enfermedad de las hadas. Se rascan las mejillas para pensar. Cuando conceden los tres deseos, se les olvida y siguen a otros. Que´le quieres pedir al hada. " No es asunto tuyo. SeguĆleyendo el cuento y me dijo que estaba durmiendo. Vuelvo al mundo de los mayores.
Recojo los cubiertos en vez de echar a los comensales. Le cantan cumpleaƱos feliz e Ingrid reparte besos.
Ingrid me dice que si he hablado con Ʃl. Le digo que he preparado el terreno. Me enseƱa el regalo de Raoyl. Una casa con una pareja que estƔn cogidos de las manos a un niƱo. Es el mismo de otros aƱos pero cde distinta forma de darselo.
Louisette me entrega un sobre regalo para un viaje de ida y vuelta a Venecia para dejar al niño con ella. Ingrid dice que muy amable por su parte. Me voy a mi estudio, y cuando vuelvo le digo que hay otra: César. No te he engañado pero la conocà antes que a ti, Ingrid.
Me dice que puedo querer a otra sin dejarla. ¿Es necesario aceptar la pĆ©rdida de una mujer para entender por quĆ© y hasta quĆ© punto se la quiere?Si dejo que se vaya ¿hay alguna posibilidad de que despues vuelva?
Doce.
ElegĆ una peli de Kurosawa. Era el coche de su mujer, pero hace tiempo que no habĆa nada entre ellos. , dice. Ella sale por su cuenta con sus amigas. En el aparcamiento del cine me dice que le gusto. Viendo la peli lo dejo que me bese para que deje de hablar. Me coge el pecho como una bombilla y cuando baja al sexo le digo que tengo la regla pero eso no le importa. Me lleva a casa y se tira encima de mĆ pero llegan dos chicos con bates de beisbol. Rompen el parabrisas, me dan un golpe en el costado. Me golpean y uno dice "no te la cargues".
Trece.
Hoy no estĆ”. En su puesto una chica con wonderbra. Esta maƱana Raoul me trajo el desayuno. Cuando fui a ver a Ingrid no estaba. HabĆa una carta. Se marchó y dejarĆa a Raoul con los Sarres. Que no la hiciese cambiar de opinión. Y que al chico no le reproches nada.
Era una carta de nada y lo tenĆa todo. Conduciendo, me llama Raoul que se queda a dormir en casa de los Sarres y veo en el parabrisa la cara de CĆ©sar.
Catorce.
El mĆ©dico me ha impedido reirme. Me preguntó quĆ© me pasó y le dije que me caĆ por la escalera. Vio la foto de Fabien , que no es igual, ya que lleva tres meses en la cĆ”rcel. Se la hizo Eli antes de conocerla a ella. Eli es a la que quiere de verdad. Pero me juró lo mismo a mĆ. Lo conocĆ en un cafƱe del barrio latino donde cantaba, y recaudaba dinero para su maqueta. Se sentó a mi lado. VivĆa cuidando sus plantas y su gato. Pero Eli tenĆa dinero y lo podĆa ayudar a su carrera. Cuando lo dejen en libertad me irĆ©.
Leo "El deber de la alegrĆa": "La alegrĆa es mĆ”s rara , mĆ”s difĆcil y mĆ”s bella que la tristeza...MĆ”s que una necesidad natural, para mĆ es una obligación moral".
Quince.
Es al hombre que se lo debo todo:Mestrovak. Durante tres años me recorrà el territorio francés como representante colocando en los centros comerciales los juguetes que otros inventaban. Aquello me proporcionó la experiencia del terreno, de la demanda y de la humillación. Los proyectos que le presentaba a Mestrovak cada vez eran mejores pero acababan en la papelera. Hasta que me dijo: "Es demasiado modesto con las reglas del juego; créase que es dios". Aquello fue el detonante que necesitaba.
El dĆa que me robaron el Ferrari, decidĆ volver al viejo Triumph, conocĆ a la mujer de mi vida. Mestros e ha convertido en un anciano sin sucesión al borde de la quiebra con un comprador japones que se quiere cargar su catĆ”logo excepto mi "Creo el mundo". Lleva tres aƱos sin ver a nadie, o quiere hablarme de una estafa con nuestro negocio o se quiere despedir.
En el sitio de siempre con la comida de siempre me ordena sentarme donde él quiere. La única diferencia es que deja la media botella, eso supone estar solo. La soledad debe ser una aliada, no tiene por qué convertirse en una limitación.
TenĆa mala noticia. TenĆan sus herederos gentes para afirmar que "Creo el mundo" es idea de Ć©l...BuscarĆ”n los mejores abogados asĆ que prepĆ”rese para actuar antes. No quiero verles las caras cuando llegue el momento. ¿CAstigue a mis hijos y vĆ©nguese de mĆ.
Su charla hizo ver que cambiarĆa de trabajo, de casa y crear un mundo nuevo para Raoul. Ingrid vio en mĆ el mejor padre para Ć©l y no el mejor marido. Necesitó su tiempo para confiar en mĆ. Me sieto feliz y seguro de mĆ. Si CĆ©sar estĆ” en la caja le pedirĆ© su telĆ©fono y la invitarĆ© a salir.
DiecisƩis.
Despedida por ausencia injustificada, le dije qa Merteul que Ć©l lo sabĆa y lo negó. Aviso ocho dĆas antes me dice. Y vuelvo a la 4. La peor de todas. AĆŗn la costilla rota. Josiane me dice que una costilla rota no es excusa. Como intento de violación le digo.
Cuando termina el turno a las 21 por el altavoz digo: "Acuso a Merteuil de intento de violación, denegación de auxilio y delito de fuga y si algún policia me escucha estoy dispuesta a denunciar, gracias por su atención"Cuelgo el micro. A las 21.30 tengo sustituta. Me da el sueldo de vacaciones. Vuelvo a la caja y lo veo. Me dice a que hora termino y le digo que ya. Me quito la blusa y me voy.
Diecisiete.
Huele a hinojo, geranio y alquitrÔn caliente y la acompaño a mi Thriuph. Le cuento cosas de mi padre como si la conociera de toda la vida. Con qué facilidad salen las palabras cuando alguien te escucha. Tocan en la ventanilla dos jóvenes en una moto y César sale como una bala. Mouss y Rachid; mi compañero estÔ en la cÔrcel por su culpa, por eso se sienten en deuda con él y me vigilan.
Ella dice que ya nada es demasiado grave. No lo entiendo.
Paro en el bosque y bebemos champĆ”n. Dice que todo aquello le recuerda los coches de choque de Vancuver. FuiallĆ porque antes de entrar en Francia hay que pasar por allĆ.
Le preguntƩ si tiene proyectos y dice que esperaba para entrar en la Sorbona.Esperar a que salga Fabien e irme. No consigo sentirme desgraciado delante de esta chica. Es como la hermanita que siempre quise tener. La llevƩ a mi casa del bosquedonde ella me escucha atenta.
Ella me dice que en Bagdag hay una leyenda que donde uno duerme tiene la llave del mƔs allƔ.
Cuando Saddam Hussein decidió construir la torre de Babel, hizo grabar su nombre en cada ladrillo. Yo era kurda nacida allĆ. Y sólo quiere controlarnos no que desaparezcamos. Hay mucha prostitución y EEUU leasigna el papel de enemigo nĆŗmero uno y con ello activar la economĆa y población y desviar la atención. Llora. Le paso la mano por el cuello para abrazarla y se levanta y me dice ¿TĆŗ no!. Y se golpea contra la viga, la nariz le sangra, estĆ” en coma.
Dieciocho.
Veo a mi abuelo y le grito !abuelo¡Veo todo oscuro y alguien me dice quiĆ©n soy. Dejo de oir y me siento mejor.
Diecinueve.
En el mƩdico veo que si se muere mi vida se va al garete. Pido al Samu que vayan a la cabaƱa.
Veinte.
Te conozco, me pregunta. Yo ati sĆ. Le digo, tienes la marca de las hadas. Eres un hada pero ya no lo recuerdas, le dice Raoul. Y que su padre es un tipo estupendo que se llama Nicolas Rockel. Concede tres deseos y volverĆ”s a ser mĆ”gica, le dice Raoul.
Raoul me dice que va allà cuando se siente triste. Con una rama seca puedes levantar un arbolito caido y asà lo salvas. Es un truco de magia para asà conseguir la fuerza de los Ôrboles.
Le cuenta los tres deseos a César uno crecer como Ludovic, dos que su mamÔ no se divorcie y quiera a su papÔ como antes y tres que papÔ conozca otra mujer. La señora Sarres obligó a su marido a dejar de ver a otra y desde entonces se aburren y discuten.
César le dice que si quiere que le conceda los tres deseos a la vez, Raoul dice que no quiere el mismo orden. Y le dice que ella puede ser la otra de su papÔ. Chocan las manos en signo de de acuerdo. Y se va por una pierna de cordero. Se va en la bici sin antes decir que va a ser supoerfeliz y tú también.
Veintiuno.
¿QuĆ© piensas hacer con Raoul?. Concederles sus deseos.
Veintidós.
En el hospitral Nicolas es primer frnacĆ©s que se preocupoa por mĆ. Le digo que tĆŗ tambiĆ©n eres mĆ”gico. Me pregunta si quiero algo de la mĆ”quina expendedora y le digo que me reservo para la pierna de cordero.
Cuando salimos del hospital le diagnosticaron 3 costillas rotas. No querĆa ir a su casa. Me las llaves de su casa y el nombre del gato que le tengo que dar de comer. Ella hace lo mismo que yo hace 30 aƱos en ese refugio. Mi madre sólo me mandaba regalos carĆsimos y postales al internado. Y mis abuelos cuidados por Louisette fue la que permaneció siempre a mi lado.
Nunca te fallaremos amigo Raoul.La fuerza del amor que llevas dentro siempre vencerĆ”; todavĆa no sĆ© cómo , peroharĆ© cuanto estĆ© en mi mano para que conserves tus ilusiones. Son nuestras ilusiones las que crean el mundo. Cuando Raoul sale con su bici, lleno dos mochilas con las cosas para vestir a nuestra hada, con cosas mĆas y no de su madre. Secreto de hombre. Y un edredón y colchón hichable suyo.
Veinticuatro.
Creo que fue la noche mĆ”s hermosa de mi vida. Molida por el colchón hinchable llenado a pulmón, y con insectos pero me quedĆ© dormida pensando ensus tres deseos. TambiĆ©n me llevótampax y mis cigarrillos, cogió mi pauqete vacĆo y los llevó al estanco. TenĆa dinero de mi cumple dijo Raoul.
Me preguntó si las hadas tienen la regla azul o roja. Y si querĆa una paloma para hablar con ella. Me levantĆ© para darle un beso pero puso su boca. AsĆ es como se besa a las hacdas. Es la primera maƱana en FRancia que canto mientras e lavo.
Veinticinco.
Le doy de comer al gat, riego las plantas y los jóvenes no me responden. Creen que soy poli.
Ingrid ha vuelto con regalos para Raoul. Vuelvo a mi despecho y espero en el sofĆ” cama.
Raoulse lleva un juego para jugar con una amiga.
VeintisƩis.
Hoy ha venido un guarda forestal y me ha dicho que tengo mucha cara y que he ocupado un sitio pĆŗblico. Le digo que el habitĆ”culo ha caido en descendencia. Creyó que era una jurista. Le ofrezco un dedo de Oporto que me trajo Raoul en su cantimplora. Se querĆa quedar a dormir la siesta pero habĆa unos jóvenes en el bosque y el deber lo llama.
Unas de las cartas que me trae de mi cas es del doctorado, la abro me pongo a llorar y me abrazo.
Cuando voy a su casa es mĆ”s bonita de lo que creĆ y veo a Ingrid con sus pĆ”jaros y me pregunta si quiero algo. Le digo que soy la persona que conoce su marido. Pone dos sillas y me dice bien. Yo me pongo violenta y le digo que Ć©l vino a verme para comprenderla, que no sabe que estaba allĆ y me gustarĆa saber...Me levantó la mano para tranquilizarme y me dijo que cuanto hacĆa que lo conocĆa. Le dije que desde que lo abandonó. AsĆ que las visitas al super eran por ti me dijo...
Si Ć©l estĆ” pasando un calvario desde Julio yo desde Junio que me dijeron que tengo un cĆ”ncer de mama muy avanzado. Si hubiese amamantado no huviese llegado a eso. Para tener los pechos bonitos para su marido. Y elegĆ una mentira. Y lo demĆ”s lo dejarĆa por escrito.
No quiero recuperarlo ni que renuncia a usted, dijo Ingrid. Sacó una botella de champÔn que se la vendà yo y brindamos por la vida.
Veintisiete.
Tras el dentista es la primera vez que le da permiso Ingrid a Raoul para subir al Triump.
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