"Carta al padre".Franz Kafka.
1/11/2024
Si quieres el lbro pincha en el enlace de lo contrario, te dejo mis apuntes:
Notas Preliminares.
La tienda en cntinuo crecimiento, era un ajetreado domicilio, donde madre ayudaba para compensar la presencia de los empleados, a los que el padre le trataba de ganado, perros y enemigos pagados.
Las escuetas órdenes del padre le eran incomprensibles y enigmáticas y acabósintiéndose tan inseguro en todo, que yo sólo poseía lo que tenía entre mis manos o en la boca, por lo menos, estaba en camino de llegar a ella.
"Sólo sabes tratar a un niño del mismo modoque tú estás hecho, con fuerza, ruido e iracundia, y en mic aso el método te parecía aún más adecuado precisamente porque querías hacer de mí un chico fuerte y valeroso". ël era dócil, tranquilo y formal.
Carta al padre.
Hace poco me preguntaste por qué te temía, no supe que contestarte, por el miedo que me das , con muchos detalles que fundamentan ese miedo, mucho más de los que podía coordinar a medias.
La argumentación tuyame parece correcta en medida cuando te exento de culpa en nuestro distanciamiento. Pero yo también etoy libre de culpa. Pero si lo reconocieras, no digo una nueva vida, porque ya somos muy viejos pero una especie de paz, un aplancamiento de tus reproches.
Es muy posible que aunque me hubiese desarrollado de forma libre de tu influencia, aun así no hubiese podido hacerme un hmbre según tú lo entiendes. Sería un hombre miedoso, vacilante , inquieto y no comos soy ahora, y habríamos tenido una relación de armonía. Yo hubiese sido feliz siendo tu amigo, jefe, tío abuelo o suegro. Pero como padre has sido demasiado fuerte para mí, sufrí con los choques y era muy débil para eso.
De todos modos eramos tan distintos y tan peligrosos el uno para el otropor esa diferencia, que si se hubiese querido calcularde antemano la forma de comportarnos uno frente al otro, yo, el niño de lento desarrollo y tú el hombre hecho, había podidopresumirse que prácticamente me pisotarías destruyéndome de modo que nada quedaría de mí. Esto en realidad no ha sucedido. Peor no te culpo.
Me alentabas cuando ejecutaba bien la marcha militar, pero yo no era un futuro soldado;me estimulabas a comer mucho y a acompañar la comida con cerveza, o cuando repetía canciones que no entendía o tus giros preferidos, pero nada de esto pertenecía a mi futuro.
Hoy me estimulas en algo cuandote afecta emocionalmente, cuando hiero tu ego o cuando ego se siente herido por mí. Entonces me sentía reducido por tu aspecto físico.
Tu opinión era la exacta y cualquier otra absurda, alcada, excéntrica, anormal.
Tenías razón con frecuencia: no sólo en el diálogo que no había entre nosotros, sino en la realidad. Mi pensamiento estaba bajo tu pesada presión y más el que no coincidía con el tuyo. No me refiero a un pensamiento elevado sino pensamientos de la infancia.
Bastaba que tuviese interés en alguna gente, para etrometerte en mis pensamientos sin considerar mis sentimientso y sin respeto a mi juicio cubriéndolo de insultos, calumnias y degradación.
Te resultaba imposible hablar con tranquilidad acerca de lo que no estás de acuerdo, tu carácter dominante no lo permite.
La imposibilidad de un trao sereno tuvo otra consecuencia más, en realidad muy natural:perdí la costumbre de hablar.
Soy el resultado de tu educación y de mi obediencia.
Cuando hablábamos en casa o el negocio , los insultos volaban en tales cantidades, siendo chiquillo me dejaban aturdido. Resultabas los insultos con amenazas.
Perdí la confianza en mis propias acciones. A medida que me hice mayor, crecían los pretextos para echarme en cara.
Tenías confianza en la educación a través de la ionía y esto se adecuaba, por cierto mejor que nada a tu superioridad sobre mí.
Solías señalarme cuán exageradamente buena era mi vida y qué bien se me había tratado en verdad. Es cierto pero no me ha servido de mucho.
Siempre me reprochabas (a solas o delante de otros, tú no concebías lo humillante de esto último, los asuntos de tus hijos fueron asuntos úblicos)que gracias a tu trabajo yo vivía sin privación alguna, gozando de paz , calor y abundancia.
Yo podía disfrutar lo que recibía, pero sólo acompañado de vergüenza, cansancio, debilidad y sentimiento de culpa.Por eso sólo pude agradecértelo como un mendigo y no con hechos.
El posterior resultado más inmediatamente aparente de toda mi educación, fue que yo huyera de todolo que te recordase aun de lejos. Primero del negocio.
Y no setrataba de insultos, sino también de otras tiranías.
Yo pertenecía al bando del personal de tu negocio, sobre todo por el hecho de no entender en mi desasosiego cómo se podía insultar a un desconocido y por lo tanto, quería de alguna manerareconciliar a este personal, que yo creía iiritado contigo, con nuestra familia, aunque fuera pro mi propia seguridad.
Finalmente le tuve miedo al negocio y antes de ir al gimnasio (esciela secundria) ya no era asunto mío, con ello me alejaba del mismo. De mi adversión por el negocio sacabas alguna dulzura y afirmabas que no tenía ningún sentido comercial, que tenías ideas más elevadas. Mi madre se alegraba con ello y yo en mi vanidad y miseria, me dejé influir.
Si tenía que huir de ti, tenía que huir de la familia , incluso de mamá. Ella me brindaba su protección de acuerdo contigo. Te amaba y era demasiada su fidelidad como para que un niño ella constituyese una fuerza independiente.
Mi madre no hubiese podido aguantar todo eso si no hubiera extraido la fuerza para elo del amor hacia nosotros y felicidad de ese amor.
Mis hermanas me acompañaban en forma parcial.Valli como la más cercana a mamá, se sometía de una forma imilar, sin gran esfuerzo y sin problemas. La relación de Valli contigom podría haber más amistosa si los demás no la hubiésemos arruinado.
Elli es el único ejemplo de éxito casi completo de una evasión de tu círculo. Una niña torpe, cansada , medrosa, fastidiosa, con sentimiento de culpa, sumisa, maliciosa, perezosa, golosa y avara. Yo aenas podí mirarla per de ninguna forma dirigirle la palabra;a tal punto me recordaba mi propia imagen, tan semejante era el conjunto de la educación bajo de cual estaba. Repelía su avaricia, porque en mí la sentía más fuerte. La avaricia es una de las señales de una auténtica pena;tan inseguro me sentíafrente a todas las cosas, que de hecho sólo poseía lo que ya tenía en las manos, o en la boca o lo que por lo menos estaba en camino hacia ellas y precisamente ella me lo arrebataba con mayor placer.
Es imposible sacar provecho de ello, ya que de niño es imposible reconocerlo y no deber estar viviendo en aquel círculo estrecho y oprimiente, como lo hice.
De esta forma no soo he perdido el sentido de la familia; sino que he conservado ese sentido de familia, sobre su parte negativa, destinada a la ruptura contigo.
Yo había perdido ante ti la confianza en mí mismo, trocándola por un ilimitado sentido de culpa. N podía mrestaurarme cunado me reunía con la gente de la tienda, más bien sentía culpa con tu coresponsabilidad causabas.
Tu error consistía quizás en no estar reamente enterado de mis verdaderas relaciones con la gente y en que desconfiado y celoso creías que suplía en otro lugar mi deficiente vida familiar.
Aún después veía yo las cosas de un modo diferente y llegó a resultarme comprensible tu creencia de que también te traicionaba con malicia en esto.
Puesto que de antemano sientes adversión contra todas mis ocupaciones y en particular contra mi interés en algo, también la has sentido en este caso.
Ciertamente mi vanidad y mi amor propio padecían ante el saludo, ya conocido entre nosotros, que solías recibir mis libros."pónlo en la mesita de la lámpara" (casi siempre jugando a las cartas cuando llegaba un libro mío). A mí me daba placer porque a mí me sonaba como si dijieras:¡Ahora eres libre!
Ya que no me sentía segro de nada, como a cada instantenecesitaba confirmar una vez más mi existencia, y nada tenía que fuera precisamente mío, indudable y solamente mío, un hijo desheredado en realidad, también lo más cercano, mi cuepo mismo se volvió inseguro para mí; crecí estirandome para lo largo, pero no sabía que hacer con aquello, se me encorbó a espalda y quedé débil. Todo esto nocomenzó como te lo imaginas, de trabajar demasiado.
He holgazaneado en el sofá más que tú en tu vida, incluyendo tus enfermedades. Allí donde fui reprochado, sentenciado, vendcido y huir a otra parte era para mí un extremo esfuerzo.
En ciertas circunstancias pude elegir mi carrera profesional. Pero mi autovaloración dependía más de ti que de un éxito externo.
JAmás podré pasar por el primer grado de a escuela prmaria, pero o conseguí aún con un premio. Pero nada de esto me dio confianza. Aún reunirse los profesores ara pasarme de curso, como caso único.
La debilidad, la inseguridad, la inseguridad, la culpa; ceaban un verdadero cordón entre el casamiento y yo. Cuando hablamos de ello , hablamos de cosas totalmente distintas. Para ti no había nada tan importante, como para mí el casamiento.
Mi vegüenza exterior quedó tan herida, que en contra de mi voluntad ya no pude seguir hablando contigo de manera que corté la conversación con altiva insolencia. Quizás con 16 años. Para un nño fue una contestación extraña, un hecho que demostraba la distancia que había entre nosotros, porque ésta en realidad era la primera enseñanza directa que sobre la vidamisma recibía de ti.
Tú mntenáis aplastada mi capacidad de decisió y ahora creías saber lo que ella valía.
El pensamento básico para ambos proyectos matrimoniales fue perfectamente digno: formar un hogar e independizarme.
Tu ¡vete!simepre ha sido muy sincero, ya que gracias a tu carácter me has retenido o mejor dicho me has mantenido bajo tu opresión.
El temor al matrmonio se origina, en ocasiones, en el temor que los hijos le hagan pagar a uno los pecados cometidos hacia sus pades. En mi caso no es así, ya que mi sentimiento de culpa procede de ti. Semejante jçhijo muo, ensordecido, seco y perdido me resultaría insoportable, huiría de él.
Tú rechazas culpabilidad y responsabilidad de tu parte y nuestros procederes se igualan. Reconociendo que estamos luchando el uno con el otro aunque hay dos luchas , las de caballeros y la del parásito: pica para salvar la vida y chupa sangre también. Así es el verddero soldado mercenario y así eres tú.
El homenaje inmerecido desde el amor. Pasaron muchas cosas, casi no me acuerdo, pero me quedo con lo bonito. Ese mismo día, después de una llamada tonta que me puso las piernas flojas (tampoco debió de llamarme el reptil) llegó a mí el libro, cosa que ya no me suele sorprender, y me dió más paz aún que la decisión que tomé para vivir mi vida. Sólo tengo que darte las gracias y un hasta luego.
0 Comentarios