"Mensaje en la Botella de Vino".

"Parece que no estoy solo en estar solo", escribía Sting y representaba su canción en 1979, "Mensaje en una botella" y es su canto a la soledad y a la conexión. Ya al amor como siempre...Antiqua...

Y es que en la botella hay más de un mensaje.

Empecemos por las etiquetas. Hay vinos sin etiquetar. No les hace falta, se requieren por todo el mundo sin hacer poblicidad y sin pasar la D.O. de turno. Son los vinos que tienen la "Publicidad y Marketing Universal", esos vinos que no hace forzar la máquina de la industria de la publicidad y las RRSS. Son los vinos que están buenos de verdad y se comercializan del "boca-boca". Como siempre y como será. Tardan en conocerse pero cuando se conocen son para toda la vida. Un vino de verdad. Un vino de poder y no de la fuerza. No tiene ni marquitis, ni neyorkitis...Pero seguimos influenciados y se elige el de marca, el de mayor precio; y mejor el que está más de moda. Da igual si pica, es maloláctico o está malo de cojones...No lo digas...

Seguimos por el descorche. Hay unos más difíciles que otros . Unos incluso lacrados y taponados. Es el principio del descorche (¿Y del espíritu?). Hay incluso que usar herramientas: cortacápsulas, abridores...Es cuando más tiempo quiere que te detengas en la botella. Es cuando el tiempo se hace mucho más largo. Es para que te lo pienses. Es para que sepas que hay otras posibilidades... Pero cuando se abre una botella normalmente es rápido.No hay que pensar en nada ni ser altamente consciente. Abrirla y punto...

Tras un tiempo en descapsular y descorchar, que es el inicio de la liturgia, se extrae el tapón. Hay veces que el tapón te marca una explosión y fiesta. Hay gente que lo tira al aire (en los que tienen burbujas...en la cabeza).De acero , de corcho o poroso o los nuevos (de cristal ¡qué kuki!) y de moda de silicona. Como la vida misma.

Una vez descorchada se mira el tapón. Primero se huele el tapón. Si está pasado o no. Normalmente si se descorcha uno que está pasado, muy pasado de todo..., no se toma. O para la autoflagelación y el dolor autoimpuesto, sí: kalimotxo...

No hay vuelta atrás, ya se ha tirado el tapón.

Ya no valen vasos , chatines o afnor; ya lo único que sirve en esta vida de consumismo y de usar y tirar y no reparar, es usar la última copa de moda. Da igual de vidrio o cristal. 

El ritual de golpear la copa está en deshuso, si es de vidrio o cristal. Da igual si es frágil o no , lo que interesa es la copa de moda. No se conoce el fundamento de una copa , del material y la vibra de que está hecho.De cómo vibra y (re)suena...

Una vez llenada la copa, no salen más de seis sino menos de cinco, porque lo que prima es beber. 

Antes una retronasal que no se sabe muy bien para qué es, y un vistazo rápido de los matices de los colores y brillo, que tampoco se sabe muy bien el por qué. Y es que el estrés y el correr se cree bello y de nuevo de moda, pero es de lo más horrendo...

Para cuando viene la liturgia del brindar, está casi en deshuso de nuevo. Y es que el poder del ahora, está extingido. Ni escuchar el sonido resonante y musical del vidrio, la transparencia de la copa y su brillantez interesa. Se piensa en estar en la tercera copa.

El estado de la tercera copa es la que interesa. Porque la primera atonta, la segunda va despertando y en la tercera empieza el estado en el que queremos estar...El no presente. Ya hemos estado presente durante la semana...O durante el día...

Y ya a partir de ahí , las que nos reclame la charla de lo de siempre, el negocio de lo de siempre, el programita de lo de  siempre o el polvo de lo de siempre. Y es que el alcohol es lo más parecido a una navaja suiza de lo espiritual.

Y a la mañana siguiente o esa misma noche compulsiva en recoger también , te das cuenta que "el olvido de todo está en el fondo de la botella" como diría Saramago. Cuando miras por el cuello de la botella y te miras como si fuese un espejo, con un ojo cerrado, se acabó por horas y volverá el todo por lo cual acabaste con la botella en cuestión de horas.

A la mañana siguiente alkasenze, ducha y volver a girar la ruleta.

Y es que en esa vida es la rueda de la rata totalmente.