"Los efectos del Arde la Biblioteca Blas Infante".

5.7.2025

Arde la biblioteca de Blas Infante. Ahora arde de verdad, ya que el aire acondicionado no funciona y hace 40ºC dentro. Pero dejemos de politizar uno de mis hogares.

Cada vez que escucho hablar de la tragedia de Alejandría  cuando quemaron sus libros,me da mucha pena. Creo que como reencarnista, era socio de la biblioteca. En concreto de esa.

Los viernes por la mañana una vez que limpiaba mi choza con una escoba de madera y hoja de palmera que me hice y enrollaba mi esterilla de brezo y mi plumón de paloma, y sacudía mi doble cojín de plumón de pato, iba camino del aprendizaje.

Con los ojos cerrados y desnudo, me introducía en una tinaja con agua (sólo en verano, ya que en invierno iba a las termas) con una onza de jabón que hacía una vecina. Olor de limón, azahar y jazmín.

Una vez lavado y seco. Me perfumaba con un aceite que hacía también, mi vecina Patricia la de la tienda de cosméticos (entonces fullonicae). Un aceite de jazmín y rosas, y me peinaba con un peine de nácar. Me ponía mi licinum rosa (como más tarde se pondría Leo) y mi toga marrón me calzaba mis chanclas de cuero de Ubrique y me iba a la biblioteca.

Antes me pasaba por una taberna llamada como su dueño, "Carmuna"y me tomaba una infusión un trozo de pan con un poco de porco troianus, para coger fuerza y marcharme a la biblioteca.

Una vez en la biblioteca , nunca jamás pedía referencias en recepción. Siempre me tiraba a las estanterías a ver que nuevo había esa semana. La tripleta Homero-Platón-Aristóteles estaba muy vista y navegaba por otros autores.

Esa semana antes de la fatal noticia investigaba a un tal Sinesio de Cirene, y que este se carteaba con una tal Hipatia. Empecé a leer sobre ella, sentado en una mesa de la biblioteca y era inteligente, bonita y maestra de maestros (de Platón por ejemplo). Por su puesto me llevé 5 libros de ella para estudiarlos. Mis 5 libros semanales de la biblioteca. Que no eran los cinco que leía durante la semana. Caían 6 e incluso 10 que me regalaban o cogía de una taberna llamada "Dives Vagabundus". Porque era famosa en toda Alejandría tal tasca, por sus manjares, por sus vinos y por sus libros.

Todo eso ocurría en mi viernes por la mañana. El sábado siguiente, ardió. Julio César decía que había mucho listo por allí y que a la sabiduría se accedía con espada en manos y en la batalla. Nada de mariconeos y le metió fuego.

Yo me quedé con los cinco libros y los pude dejar de herencia a otras bibliotecas que renacieron clandestinas a ese monstruo romano.

Pasado milenios , en concreto en 2025, ya reencarnado en un chef y lector, todos los viernes me dirijo a la biblioteca que está cerca de casa. Me ducho, me perfumo con Lolita Lempika, me peino con fijador, me visto y voy andando a mi biblioteca. Me paro en el bar de una amigo de la infancia, cantaor, "El encuentro" y me tomo la chispa de la vida y tostada sin gluten con mantequilla arias y pavo. Una vez cogida fuerzas voy a la biblioteca Blas Infante. Cojo mis 5 libros de la semana y en la cajita donde abandonan los libros , gentes que se cansan de ellos, los adopto o bien para EVM o bien para leerlos y dejar en el punto limpio.

Pero no había caido en que qué pasaría si a Cantiflas (nuestro gobernante con la cara del sin par humorista) le diese por quemar todas las bibliotecas porque la gente como yo pensáramos distinto...Para mí sería un caos. El viernes no sería mi viernes librero. Dejaría de aprender...

Quizás volvería a las tascas y a hablar de fútbol, de chicas y cuando la ocasión lo mereciese me tomaría unas cuantas de cruz con tabaco en mano...